Pensamiento
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Todo fenómeno que se desea comprender es modelado, con el fin de
predecir su comportamiento. También la realidad ha sido modelada por medio del
lenguaje, así cada cultura posee un lenguaje que responde a lo que conocen o
necesitan conocer.
Asimismo se modela a las personas, uno siempre genera un perfil de
sus características representativas. Según la cultura hay ciertas
características clasificadas como “mejores” y otras “peores”, y esta variación
depende de la cultura en que uno se encuentre.
Ahora quiero establecer una hipótesis, que consiste en los
siguiente: “todo ser humano posee todas las características, buenas y malas,
pero cada uno de ellos en distintas distribuciones de un mismo total”, el
problema se genera cuando en las sociedades una característica se sobrevalora
por sobre otra, esto genera que ha algunos individuos se les valore más que a
otros y es lo que a micro y macro escala generan todos nuestros problemas. Por
ejemplo, desde los tiempos más antiguos se ha valorado al hombre valiente sobre
el cobarde. Ese héroe que murió por un ideal, que quedó en los libros de
historia, pero que dejo a una familia sin padre a diferencia del cobarde que
sobrevivió. Así con todas las características humanas se puede volver ambiguo el
saber cuál es “mejor” o “peor”, y esta ambigüedad radica en que no existe una característica
o cualidad mejor que la otra, las que existen son sólo diferentes. Lo “mejor” y
“peor”, no lo determina la característica en sí, sino más bien la situación en
que se presentó.
Por suerte las personas somos seres dinámicos que podemos aprender
de nuestras experiencias y cambiar. Aprender a ser la mejor característica para
una situación determinada, es decir, tener un criterio que nos permita ser
paciente o impaciente de manera totalmente asertiva. La manera más simple de
lograr esto es conocerse y aprender de los otros. Por ejemplo para una persona
orgullosa, esta característica puede ocasionarle muchos malos ratos, tratar de
ser menos orgulloso, como alguna persona que conoció (en algún momento de su
vida) que era muy poco orgullosa, preguntarse que hubiera hecho en mi situación
y integrarlo a su comportamiento.
Cuando aprendamos a valorar las diferencias individuales y tomar su
potencial, la sociedad será mucho más integradora y real de lo que es en
realidad, por ejemplo, el niño inteligente y el niño vivaz aprenden mutuamente,
y así con todas las virtudes, tendríamos una juventud con gente más feliz y
equilibrada, que miraría la vida diferente a como nosotros la vemos, la verían
de una manera mucho más auténtica.